Blog

¿Qué ocurre con la exportación de Navarra?

Desde el año pasado las exportaciones navarras han experimentado un descenso y en 2017 la evolución tampoco está siendo favorable. Dada la importancia del sector exterior para nuestra economía es necesario atender esta situación con cierto detalle.

Desde el año pasado las exportaciones navarras han experimentado un descenso y en 2017 la evolución tampoco está siendo favorable. Dada la importancia del sector exterior para nuestra economía es necesario atender esta situación con cierto detalle.

En 2016, las empresas navarras exportaron bienes por valor de 8.338 millones de euros, lo cual supuso un descenso del 2,3% (201,6 millones) con respecto a 2015. La explicación el año pasado fue que una empresa importante en el sector de los bienes de consumo duradero cambió el origen de sus exportaciones de Navarra a Aragón, lo que supuso un descenso del 76% en dicha partida y que afectó sensiblemente a la cifra total de exportación. No obstante, las principales partidas de la exportación navarra aumentaron. La automoción incrementó un 1,13%, los bienes de equipo un 3,25% y la alimentación un 6,35%. Sin tener en cuenta la partida de bienes de consumo duradero, las exportaciones navarras habrían aumentado un 1,11%. En este sentido, puede decirse que la caída de las exportaciones en 2016 en Navarra fue debida a un efecto estadístico, y no tanto a una caída de las ventas en el exterior de las empresas navarras.

Pero en 2017, las exportaciones siguen descendiendo en Navarra, un 3,86% entre enero y agosto en comparación al año pasado. Este descenso se ha producido en dos de los tres principales sectores exportadores de Navarra: la exportación de bienes de equipo ha descendido un 4,71% y la del sector del automóvil un 12,12%. En este último, esto viene dado por el cambio de modelo en la planta de Volkswagen que se lleva produciendo desde el pasado 17 de julio. Esto suele ser habitual cuando se da esta circunstancia, ya que el cese de la producción del modelo “viejo” no es compensado, inicialmente, por la producción del nuevo modelo hasta que se alcance la producción máxima diaria. Por tanto, y a la espera de cómo evolucionan las ventas del nuevo modelo, es de esperar que esta partida se recupere el año que viene y las tasas de variación de esta partida vuelvan a ser positivas.

En cuanto a la partida de bienes de equipo, la venta de motores eléctricos, que suponen el 30%, cayó un 16,8%.

Por destino de la exportación de motores eléctricos, ésta aumentó de manera muy importante en Estados Unidos (un 76%) pero cayó en América Central (un 53,2%) y en América del Sur (un 57,4%). Estas caídas además se dan en países concretos. En México, la exportación de estos bienes pasó de 307,4 millones de euros en 2015, a 83,1 en 2017 (comparando el periodo enero agosto) y en América del Sur las ventas han caído de manera importante en Brasil, Chile y Uruguay.

Un aspecto que hay que considerar es que la exportación de estos bienes varía de forma “brusca”. Esto es así porque de acuerdo a la clasificación arancelaria de los bienes, sabemos que se trata de grupos electrógenos de energía eólica y sus partes. Es decir, se trata de partidas vinculadas al desarrollo de proyectos energéticos en países concretos, lo cual, no suele implicar una evolución constante de las cifras de exportación, sino más bien se dan incrementos importantes en un determinado año, pero también descensos posteriores. Dado su elevado valor e importancia sobre el total, esto tiene un efecto notable sobre la cifra total de la exportación navarra.

Podría decirse, por tanto, que la situación de la exportación navarra responde a circunstancias coyunturales exógenas. Esto es cierto, pero la moneda tiene también otra cara. Desde la Cámara de Comercio de Navarra hemos puesto el acento repetidas veces sobre la elevada concentración de nuestro sector exterior, tanto en productos (sectores) como mercados. Cuando un porcentaje muy elevado de la exportación depende de la buena marcha de un número muy reducido de empresas es lógico que la primera varíe en función de la situación y coyuntura de dichas empresas. Contar con dicho tejido es muy importante, lo cual es evidente a la luz de nuestro saldo comercial, pero también lleva asociado un determinado riesgo por la excesiva dependencia que ello implica. Esto supone un factor endógeno estructural sobre el que se puede y es necesario actuar.

Para ello, es importante incrementar el número de empresas que exportan de manera regular, consolidar y aumentar el número de empresas internacionalizadas con cierto tamaño, o abrir puertas hacia mercados en terceros países. Diversificar el tejido industrial exportador es importante también. Menos del 1% de nuestras exportaciones son de alto contenido tecnológico frente al 9% a nivel nacional.

Todo ello requiere de políticas activas de largo plazo con miras y propuestas bien definidas, cuya dotación presupuestaria sea proporcional a su importancia para nuestra economía y que permitan  generar un entorno favorable para las empresas y la captación de inversión. Ante las cifras, no cabe la alarma pero tampoco la autocomplacencia y sí el análisis, la propuesta e implementación de medidas de calado.