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No es crecimiento, es equilibrio

Desde finales de 2013 venimos anunciando y observando un cambio de tendencia en las macromagnitudes y las cifras económicas de la Comunidad Foral. Los mensajes empiezan a ser más optimistas, algunos indicadores vuelven al terreno positivo e incluso algunos hablan de España como ejemplo de la recuperación.

 

Desde finales de 2013 venimos anunciando y observando un cambio de tendencia en las macromagnitudes y las cifras económicas de la Comunidad Foral. Los mensajes empiezan a ser más optimistas, algunos indicadores vuelven al terreno positivo e incluso algunos hablan de España como ejemplo de la recuperación.

No obstante, también tuvimos una recuperación y un “final de crisis” en 2010, y sin embargo, 2012 y 2013 han sido los años más duros de la crisis. ¿Es ésta la salida definitiva y nos esperan años de vuelta al crecimiento y la normalización?

La situación actual no es la de 2010. Por una parte, el entorno económico es diferente dado que las previsiones de crecimiento en Europa son positivas, especialmente para nuestros socios europeos, lo cual es positivo para nuestras exportaciones, aunque habrá que ver qué pasa con la economía francesa y cómo le afecta, si finalmente se lleva a cabo, el plan de ajuste presupuestario presentado por el gobierno francés. Por otra parte, el entorno financiero va cambiando tras la reforma financiera realizada en España, y la recapitalización de algunas entidades. Se ha reducido también el riesgo en la zona euro y se ha avanzado en el proceso de unión bancaria, lo cual debería ayudar a la estabilización y la vuelta a la normalidad en el acceso a la financiación.

Pero el mensaje de la vuelta al crecimiento no es convincente para una gran parte de la población. ¿Por qué? Porque el objetivo de la economía debe ser el crecimiento, sí, pero sustentado en el equilibrio de los mercados. Sin embargo, en España y en Navarra se han generado desequilibrios importantes (que son los que percibe una parte muy importante de la sociedad) y que es necesario atajar pero que lamentablemente, no será cuestión de corto plazo.

El más evidente es el desequilibrio generado en el mercado laboral. Pese a que las últimas cifras de desempleo conocidas este jueves suman un nuevo dato positivo y muestran una mejoría, no podemos olvidar que un 20% de la población activa (suponiendo una tasa de desempleo natural del 5%) no trabaja aunque estaría dispuesto a hacerlo, pese a la devaluación salarial aplicada en buen número de empresas. Además, la crisis ha llevado también a que exista un desajuste entre la preparación de los trabajadores y el puesto que ocupan o la retribución que reciben. No es necesario mencionar las implicaciones de este desajuste para la economía, pero sobre todo, desde el punto de vista humano y social.

En segundo lugar, se han generado importantes desequilibrios en las cuentas públicas. La crisis económica y las medidas implementadas han supuesto un descenso de los ingresos fiscales, un incremento del endeudamiento y al mismo tiempo una reducción del gasto público a todos los niveles (local, autonómico y nacional) con el objetivo de satisfacer el control del déficit. Como consecuencia, se han generado también desequilibrios en la provisión de determinados servicios públicos. La deuda pública en España ha aumentado cuarenta puntos y será una condicionante sobre la capacidad de maniobra del sector público en los próximos años.

En tercer lugar, persisten desequilibrios en ciertos mercados de bienes. Este es el caso de la construcción residencial ya que en algunas zonas el stock de viviendas sigue siendo elevado (el mercado no se vacía), los precios siguen cayendo y al mismo tiempo existe demanda latente que no accede al mercado. En cuanto a la industria, indicadores como el de la producción industrial muestran también desde hace meses que se percibe cierta recuperación en la actividad, pero el trabajo que la Cámara Navarra desarrolla con Laboral Kutxa muestra que las empresas llevan tiempo reduciendo sus precios y la inversión sigue contraída, lo cual no es sostenible en el medio plazo. Esta situación se refleja también en el Índice de Precios al Consumo (IPC) que lleva meses estancado y, de acuerdo a las previsiones de la Comisión Europea para España, finalizará el año en el 0,1%.

En definitiva, las previsiones apuntan a que este año creceremos por encima del 1% y cerca del 2% el próximo, pero ¿cuándo se corregirán los desequilibrios de nuestra economía, de los cuales depende nuestro grado de desarrollo en el medio y largo plazo? Esa es la cuestión.