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El Parlamento Europeo da luz verde al acuerdo comercial con Canadá

Esta aprobación es muy positiva porque facilita el acceso al mercado canadiense, reafirma el concepto de la apertura al exterior como fuente de crecimiento y establece un estándar para otras negociaciones a las que la UE se enfrentará en breve.

Tras siete años de negociaciones, el pasado miércoles el parlamento europeo aprobó el acuerdo económico comercial y global con Canadá, conocido como CETA, por sus siglas en inglés (Canada-EU Comprehensive Economic and Trade Agreement).

Lograr el acuerdo no ha estado exento de grandes dificultades y requiere todavía la aprobación de los 28 estados para su ratificación definitiva. Como en el caso de otros tratados internacionales que la UE ha negociado recientemente, (como el TTIP con Estados Unidos) éste no ha estado tampoco libre de polémica y opiniones contrarias al mismo. Sus detractores temen por la reducción de estándares de calidad en relación a ciertos alimentos debido, por ejemplo, a que se permita la entrada de carne hormonada, o el mayor poder de las multinacionales frente a los estados en la resolución de posibles conflictos.

No obstante, que el parlamento europeo lo haya aprobado es muy positivo por tres motivos principalmente.

En primer lugar, porque supone que las empresas europeas, y entre ellas las navarras podrán acceder de manera más ágil y menos costosa al mercado canadiense. En la actualidad, Europa exporta bienes por valor de 35.000 millones de euros a Canadá. Para Navarra, el mercado canadiense supuso en 2015 unas ventas de 26 millones de euros, un 0,3% del total de las exportaciones navarras. Se estima que el tratado permitirá aumentar un 20% esta cifra.

En segundo lugar, en un momento en el que la sombra del proteccionismo ha tomado no poco protagonismo y las bondades de la apertura internacional de los mercados parecen estar en entredicho, la firma de este acuerdo supone contrarrestar esta corriente y reafirmar la apertura al exterior como fuente de crecimiento. Y esto es así porque el tratado supone la eliminación de aranceles sobre bienes y servicios, la posibilidad de que empresas europeas puedan concursar en licitaciones canadienses, facilitará la entrada a las empresas de servicios así como la movilidad de trabajadores entre ambos mercados, y sobre todo tiene en cuenta la salvaguarda de estándares medioambientales y derechos laborales.

En tercer lugar, allana el camino y establece un estándar para otras negociaciones importantes a las que la UE se enfrentará en breve, como es el caso, por ejemplo, de la negociación con el Reino Unido tras su salida de la Unión Europea.

Por tratarse de un acuerdo mixto, una vez ratificado por el Parlamento Europeo, en los próximos meses entrará en vigor de forma provisional. Los 28 deben aprobar el tratado en sus respectivos países (lo cual puede llevar años) y por ello, se trata de una aprobación provisional que abarca, no obstante, a buena parte de los acuerdos alcanzados en el CETA.